Por razones laborales, suelo tratar con personas a las que les cuesta “mirarse” o entender algunas pautas que uno les imparte, para lo que considera “mejor para ellos mismos”. Naturalmente, que lo mejor para uno mismo suele ser el equivalente a que me dijesen a mí “probá con un hombre, vieras lo lindo que es”.
A lo que no me termino de acostumbrar nunca es al insulto fácil: “mejor metete en tu vida y fijate vos lo que hacés…lesbiana”, como me dijeron esta mañana. No saben dónde me quedó atravesado el sanguche de crudo y queso que me preparó una compañera de trabajo después; casi me tienen que hacer una traqueotomía para extirpármelo, de tan cruzado.
Si me dijeran “hija de tres mil cuatro vagones de putas cargado hasta el frenillo de la cajeta de tu madre”, sin dudas me dolería menos. Y no por ser lesbiana, sino porque para mucha gente y durante mucho tiempo, sin dudas que va a seguir siendo menos grave ser una promiscua sifilítica que anda impune e irresponsablemente contagiando, que una lesbiana con cara de pelotuda como yo.
Ustedes se preguntarán: ¿para qué corcho cuenta esto si Curita es un blog de humor?
Si ustedes supieran lo que le contesté, sin dudas que estarían ya riéndose a carcajadas…pero de mí.